La vivienda colaborativa es un modelo de convivencia colectiva autogestionada que combina espacios privados individuales con áreas comunes diseñadas para fomentar la vida en comunidad. A diferencia de la vivienda tradicional, este concepto abarca diversas formas de habitar como el cohousing, las cooperativas de vivienda en cesión de uso y los fideicomisos de tierras comunitarias.
Iniciativa ciudadana: Los proyectos surgen desde la base, promovidos por grupos de personas con la intencionalidad explícita de crear comunidad
Decisiones democráticas: La toma de decisiones se realiza de forma participativa y horizontal
Propiedad colectiva: El modelo se basa en la cesión de uso, no en la propiedad individual, evitando así la especulación inmobiliaria
Participación activa: Las personas residentes participan en el diseño, desarrollo y gestión del proyecto desde el inicio
Espacios mixtos: Cada vivienda cuenta con apartamentos privados y espacios comunitarios diseñados para la interacción social, el apoyo mutuo y la cooperación
Arquitectura para la convivencia: Los espacios favorecen el encuentro y la participación de la comunidad
Cuidados comunitarios: Se fomenta un modelo de cuidados basado en la comunidad y el apoyo mutuo
Sostenibilidad: Compromiso con un estilo de vida no especulativo, sostenible y solidario
Transformación social: Búsqueda activa de un cambio cultural hacia modelos de vida más colaborativos y responsables
La vivienda colaborativa representa una alternativa real al modelo tradicional de vivienda, ofreciendo una forma de habitar más asequible, sostenible y humana.